La cantante Taylor Swift ha tomado una decisión sorprendente en medio de la controversia sobre el uso de su jet privado. Después de haber sido criticada por utilizar su avión para viajar rápidamente por todo el mundo, Swift ha optado por vender uno de sus aviones.
El avión en cuestión es un Dassault Falcon 900, que fue adquirido por una sociedad limitada llamada Triangle Real Estate, cuyo domicilio social coincide con el de la conocida aseguradora de vehículos CarShield. Aunque el valor de la transacción no ha sido revelado, se estima que un Falcon 900 podría valer alrededor de 44 millones de dólares.
A pesar de vender uno de sus aviones, Swift aún conserva otro, un Dassault 7X, que cuenta con una cabina de pasaje más grande y capacidad para más viajeros. Este avión es el que ha estado utilizando la cantautora en sus recientes viajes, incluyendo su asistencia a la ceremonia de los Grammy en Los Ángeles y sus conciertos en Tokio.
El intenso uso del avión privado de Swift ha sido objeto de críticas por su impacto ambiental, con estimaciones que sugieren que estos vuelos podrían emitir hasta dos toneladas de dióxido de carbono por hora. Un estudiante universitario, Jack Sweeney, ha estado rastreando los movimientos de Swift y ha amenazado con revelar públicamente los detalles de sus viajes.
El equipo legal de Swift ha respondido amenazando con demandar a Sweeney por violación de su privacidad, argumentando que divulgar estos detalles constituye acoso. A pesar de las amenazas, Sweeney ha defendido su acción en nombre de la transparencia informativa y el interés público.
Swift había prometido compensar económicamente las emisiones de carbono de sus vuelos mediante la compra de créditos, pero para muchos críticos, esto no es suficiente. La venta de uno de sus aviones podría ser vista como un intento de mitigar las críticas y abordar las preocupaciones sobre su impacto ambiental.
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