Un curioso incidente durante la celebración de aficionados de la selección de México en Los Ángeles el pasado julio se volvió viral, destacando un fenómeno que va más allá de un video gracioso. La entrevista de un periodista a un niño generó risas por aparentemente no hablar español , pero también suscitó discusiones sobre las actitudes hacia los latinos que no dominan el idioma en Estados Unidos.
En la entrevista, el periodista pregunta al niño su nombre y por qué ganó México, obteniendo respuestas confusas y aparente desconcierto. La situación llevó a comentarios en redes sociales, incluyendo la expresión "No sabo kid", un término despectivo utilizado para referirse a latinos que no hablan español. Este fenómeno, según un estudio del Pew Research Center (PRC), afecta al 40% de los latinos en EE.UU., quienes han experimentado bromas o burlas por no hablar bien el idioma.
Mark Hugo López, director del departamento de Raza y Etnicidad del PRC, destaca que muchos comentarios cuestionan por qué algunos niños latinos no hablan español, señalando que los padres no les hablan en ese idioma. Aunque Estados Unidos tiene una gran población de hispanohablantes, la encuesta del PRC revela que el dominio del español varía considerablemente entre los latinos.
El 75% de los encuestados afirmó poder mantener una conversación en español bien o muy bien, pero la mitad de aquellos que no hablaban el idioma admitieron haber sido avergonzados por otros por su falta de habilidad en español. Sorprendentemente, 8 de cada 10 latinos entrevistados consideran que no es necesario hablar español para ser considerado latino en Estados Unidos.
Estos resultados reflejan la compleja relación entre el idioma y la identidad latina en Estados Unidos. Mientras algunos consideran que no hablar español implica perder cultura e identidad, otros sostienen que no es esencial para ser latino en el país. La expresión polémica "No sabo kid" pone de manifiesto un fenómeno que destaca la diversidad de perspectivas dentro de la comunidad latina en Estados Unidos, donde el idioma se convierte en un elemento central en la construcción de la identidad.
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