Un brote de gripe aviar en la Antártida ha desencadenado una situación alarmante para miles de pingüinos adelia (Pygoscelis adeliae), según advierten científicos tras una expedición a la región. La noticia ha generado preocupación entre los especialistas, quienes temen por la conservación de esta especie y otras.
Liderando la expedición, Meagan Dewar, experta en ciencias biológicas de la Federation University Australia, declaró que este brote representa una amenaza sin precedentes para la fauna salvaje de la Antártida. Según Dewar, la mortalidad masiva de pingüinos adelia en la isla Heroína, en el Mar de Weddell, es la primera de su tipo registrada en estas regiones.
Durante la expedición de verano, Dewar y su equipo descubrieron 532 cadáveres de pingüinos adelia, muchos de ellos adultos en buen estado. Las pruebas moleculares apuntan al subtipo H5 del patógeno de la gripe aviar como la causa probable de estas muertes, aunque se están llevando a cabo análisis adicionales para confirmarlo.
Un grupo internacional de científicos, incluyendo especialistas de Argentina, Alemania, Australia, España y Holanda, está investigando la procedencia del virus. Se sospecha que podría provenir de Sudamérica o de islas subantárticas.
La situación se agrava con la crisis climática, advierten los expertos. Meagan Dewar explicó que el cambio climático podría aumentar el movimiento de los virus a la región, volviendo a las especies más vulnerables a sus efectos. Esto plantea el riesgo de eventos de mortalidad masiva en las colonias de pingüinos, aunque es difícil predecir su alcance.
Desde el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del CSIC en España se informó sobre la llegada del virus H5 de la gripe aviar a la Antártida a principios de 2024, lo que aumenta la preocupación entre la comunidad científica.
La situación sigue siendo monitoreada de cerca, ya que se teme que una rápida expansión del virus pueda tener graves consecuencias para las poblaciones de pingüinos y otras especies en la región antártica.
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