Un estudio realizado por el investigador Gideon Aina Idowu de la Universidad Federal de Tecnología de Akure, Nigeria, y su equipo, ha revelado que hasta 1,24 billones de mascarillas desechables han terminado siendo arrojadas en el medio natural desde principios de 2020 hasta enero de 2023. Este alarmante hallazgo fue publicado en la prestigiosa revista Environmental Research.
Las mascarillas desechables, confeccionadas frecuentemente con materiales sintéticos como el polipropileno, pueden tardar décadas, e incluso siglos, en descomponerse en el medio ambiente. Durante este proceso de separación, se liberan microplásticos y otros contaminantes en el suelo y en el agua, lo que representa una seria amenaza para la biodiversidad.
Los microplásticos, que ya han sido identificados como una amenaza para los ecosistemas, pueden contribuir a la propagación de enfermedades, ser ingeridos por la fauna terrestre y acuática, incorporarse en las plantas y afectar a las redes tróficas, perturbando así todo el ecosistema. Incluso se ha descubierto la presencia de partículas de microplásticos en la sangre humana, lo que subraya la gravedad del problema.
Además de los microplásticos, el estudio señala otros problemas asociados con la contaminación de las mascarillas desechadas, como la liberación de sustancias altamente contaminantes, incluyendo metales pesados y disruptores endocrinos. Entre los metales pesados detectados se encuentran el cadmio, el arsénico, el estaño, el plomo, el cobre y el hierro. Estos metales, presentes en concentraciones extremadamente bajas en las mascarillas debido a su uso en el proceso de fabricación, pueden representar un riesgo para el medio ambiente cuando se acumulan en grandes cantidades.
En cuanto a los disruptores endocrinos, los ésteres ftalatos son los más preocupantes, especialmente el dibutil ftalato, el di(2-etilhexil) ftalato, el dietil ftalato y el di-sec-butil ftalato. Estas sustancias se han encontrado en concentraciones que superan ampliamente los valores de seguridad propuestos por estudios anteriores.
La eliminación adecuada de las mascarillas desechadas se ha convertido en un desafío ambiental crucial. Aunque el uso de mascarillas es esencial para controlar la propagación de enfermedades infecciosas, la gestión inadecuada de estos residuos está creando un ciclo de contaminación difícil de revertir.
En respuesta a esta creciente preocupación, algunos investigadores han propuesto la aplicación de principios de economía circular, como reducir, reutilizar y reciclar materiales en la producción de mascarillas. Esto podría incluir el desarrollo de mascarillas lavables y reutilizables fabricadas con materiales biodegradables o reciclados, reduciendo así la cantidad de residuos y su persistencia en el medio ambiente.
Aunque encontrar el material óptimo que combine eficacia en la filtración con sostenibilidad medioambiental puede ser un desafío, es esencial abordar este problema para mitigar los impactos negativos de las mascarillas desechables en nuestro entorno natural.
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